Comentario
Cómo los Incas fueron limpios del pecado nefando y de otras fealdades que se han visto en otros príncipes del mundo.
En este reino del Perú pública fama es entre todos los naturales dél cómo en algunos pueblos de la comarca de Puerto Viejo se usaba el pecado nefando de la sodomía --y también en otras tierras habría malos como en las demás del mundo. Y notaré de esto una gran virtud destos Incas, porque, siendo señores tan libres y que no tenían a quien dar cuenta y ni había ninguno tan poderoso entre ellos que se la tomase y que en otra cosa no entendían las noches y los días que en darse a lujuria con sus mujeres y otros pasatiempos; y jamás se dice ni cuenta que ninguno dellos usaba el pecado susodicho, antes aborrecían a los que lo usaban, teniéndolos en poco como a viles apocados, pues en semejante suciedad se gloriaban. Y no solamente en sus personas no se halló este pecado, pero ni aún consentían estar en sus casas ni palacios ningunos que supiesen que lo usaban; y aún sin todo esto, me parece que oí decir que si por ellos era sabido de alguno que de tal pecado hubiese cometido, castigaban[le] con tal pena que fuese señalado y conocido entre todos. Y en esto no hay que dudar, sino antes se ha de creer que en ninguno dellos cupo tal vicio, ni de los orejones, ni de otras muchas naciones; y los que han escripto generalmente de los indios condenándolos en general en este pecado, afirmando que son todos sodométicos, han acargádose en ello y, cierto son obligados a desdecirse, pues ansí no han querido condenar tantas naciones y gentes que son harto más limpios en esto de lo que yo puedo afirmar. Porque, dejando aparte lo de Puerto Viejo, en todo el Perú no se hallaron estos pecadores, sino como es en cada cabo y en todo lugar uno, o seis o ocho o diez, y éstos, que de secreto se daban a ser malos; porque los que tenían por sacerdotes en los templos, con quien es fama que en los días de fiesta se ayuntaban con ellos los señores, no pensaban ellos que cometían maldad ni que hacían pecado sino por sacrificio y engaño del Demonio se usaba. Y aunque por ventura podría ser que los Incas inorasen que tal cosa en los templos se cometiese, puesto que disimulaban algo era por no hacerse mal quistos y con pensar que bastaba que ellos mandasen por todas partes adorar el sol y a los más sus dioses, sin entremeterse en proibir religiones y costumbres antiguas, que es a par de muerte a los que con ellas nascieron quitárselas.
Y aún también tenemos por entendido que antiguamente, antes que los Incas reinasen, en muchas provincias andaban los hombres como salvajes y los unos salían a se dar guerra a los otros y se comían como agora hacen los de la provincia de Arma y otros de sus comarcas; y luego que reinaron los Incas, como gente de gran razón y que tenían santas y justas costumbres y leyes, no solamente ellos no comían aquel manjar, porque de otros muchos ha sido y es muy estimado, pero pusiéronse en quitar tal costumbre a los que con ellos trataban, y de tal manera que en poco tiempo se olvidó y totalmente se tiró, que en todo su señorío, que era tan grande, no se comían ya de muchos años antes. Los que agora han sucedido muestran que en ello les vino beneficio notable de los Incas por no imitar ellos a sus pasados en comer aqueste manjar, en los sacrificios de hombres y niños.
Publican unos y otros --que aún, por ventura, algún escriptor destos que de presto se arroja lo escribirá--, que mataban, había días de sus fiestas, mill o dos mill niños y mayor número de indios; y esto y otras cosas son testimonio que nosotros los españoles levantamos a estos indios queriendo con estas cosas que dellos contamos encubrir nuestros mayores yertos y justificar los malos tratamientos que de nosotros han recebido.
No digo yo que no sacrificaban y que no matavan hombres y niños en los tales sacrificios; pero no era lo que se dice ni con mucho. Animales y de sus ganados sacrificaban, pero criaturas humanas menos de lo que yo pensé, y harto, segund contaré en su lugar.
Así que, tengo sabido, por dicho de los orejones antiguos, que estos Incas fueron limpios en este pecado y que no usaban de otras costumbres malas de comer carne humana, ni andar envueltos en vicios públicos, ni eran desordenados, antes ellos a sí propios se corregían. Y si Dios permitiera que tuvieran quien con celo de chripstiandad y no con ramo de codicia, en lo pasado les diera entera noticia de nuestra sagrada religión, era gente en quien bien imprimiera, segund vemos por lo que agora con la buena orden que hay se obra. Pero dejemos lo que se ha hecho a Dios, quél sabe por qué; y en lo que de aquí adelante se hiciere supliquémosle nos dé su gracia, para que paguemos en algo a gentes [a] que tanto debemos y que tan poco nos ofendió para haber sido molestados de nosotros, estando el Perú y las demás Indias tantas leguas d'España y tantos mares en medio.